domingo, 26 de septiembre de 2010

Tigre vs Racing - De fútbol argentino.



De fútbol argentino

Si la mediocridad tiñe al fútbol argentino, Tigre y Racing, más el referí Beligoy, fueron la muestra incapaz de refutar dicha afirmación. En un partido pobre empataron en cero, las dos más claras estuvieron en los pies de Telechea pero De Olivera y el después el travesaño le ahogaron el grito. El arbitraje acorde, amarillas innecesarias, simulaciones cobradas y un partido que se le escapó de las manos.

Tigre arrancó tranquilo, intentando mover la pelota pero esa calma comenzó a jugarle en contra cuando no pudo ponerle ritmo al traslado, permitiendo que el visitante tome el control de las acciones. De no ser por las grandes falencias de Lugüercio, quizás otra pudo ser la historia del comienzo ya que el payaso tuvo un par de situaciones en el área que definió antes de tiempo, suave y donde estaba parado Ardente. El Matador daba señales con tiros lejanos, pero solo en una oportunidad le sacó la modorra a propios y extraños cuando un tiro desde la izquierda de Fernando Telechea fue enviado al corner por De Olivera. Sin mucho más y con las cabezas gachas los jugadores se fueron al vestuario.

Luego de un primer tiempo donde ni Giovanni Moreno, ni Román Martínez pudieron desenredar los nudos defensivos el Seis del Matador consiguió hacerse dueño de la pelota pero sus compañeros estaban aislados del circuito. Con un Leone retrasado, un Ribair impreciso y con un Denis Stracqualursi corriendo siempre tarde. La única situación de esta etapa fue la mejor de todo el partido, otra aparición de Telechea por izquierda Castagno se la bajó de cabeza, se acomodó y remató de derecha, haciendo que la volada de De Olivera sea sólo una mueca artística, pero la pelota se estrelló en el travesaño.
El ingreso posterior de Diego Morales (por Telechea) le aportó ritmo a los de Caruso pero un par de corridas después Cachete se contagió del resto y no participó demasiado. Mientras Castagno y Martínez equivocaban sus pases para que Racing juegue, Russo mandó a la cancha a Hauche por Lugüercio, haciendo que la tribuna visitante explote contra el técnico que parecía enamorarse del empate.

Eso fue todo en un pobre encuentro de fútbol, típico de los últimos años en la argentina, aburrido, con pocas situaciones de gol y una pelota muy maltratada.

Sintesis:













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